viernes, 1 de julio de 2011

Nuestras barbas en remojo (crónica de la tragedia griega)

Dimitris es un joven griego de la ciudad cretense de Heraclión (o Heraklion, o Herakleion, o Candía). En respuesta a una petición de un amigo de España, Dimitris ha grabado su pequeño testimonio, de cinco minutos, sobre lo que está ocurriendo en Grecia. El vídeo nos ha llegado vía Twitter a través de uno de los integrantes del grupo internacional de DRY. Todos somos Dimitris. Enviamos desde aquí todo nuestro apoyo y nuestra solidaridad al pueblo griego. Esperamos que ganen esa dura batalla, para que la expresión tragedia griega nos vuelva a evocar a Sófocles o a Esquilo, en lugar de recordarnos el terrible drama que se cierne sobre el país que inventó la democracia.
Ofrecemos a continuación una transcripción en castellano de sus palabras, que no necesitan comentarios:



«Hola a todos:
Me llamo Dimitris y os saludo desde Heraclión, en Creta. En primer lugar, quiero daros las gracias por vuestro apoyo. Sabéis que nosotros también estamos con vosotros. Un amigo de España me pide que cuente brevemente lo que está pasando ahora mismo en Grecia. La verdad es que no sé por dónde empezar o por dónde terminar:
Antes de nada, tengo la suerte de no estar en Atenas. Lo que ha ocurrido los dos últimos días en Atenas –he visto fotos e imágenes en la Red, y hablo con muchos amigos y familiares que están allí– es claramente, aunque la palabra suene demasiado fuerte, es una guerra. No puede explicarse de otro modo el comportamiento de la policía. En este momento estamos claramente en un estado policial que no está permitiendo que la gente se reúna en la plaza. Eso es lo que pasó ayer. Por eso no se vio mucha gente en la Plaza del Sintagma de Atenas, porque toda la gente estaba en las calles de alrededor, y la policía no les dejaba entrar. La mayoría eran gente pacífica. Las imágenes que se han visto en los medios internacionales, donde algunas personas lanzaban piedras eran… Sí, es cierto que existen. Tal vez fueran unas 50 o 100 personas, y la mayoría eran provocadores. Hay imágenes en las que se ve cómo la propia policía los rescata.
Y la policía…, bueno, el gas CS que utilizan, el gas lacrimógeno, no sé si sabéis que está considerado un arma química, y según la Convención de Ginebra, no está permitido su uso, ni siquiera en tiempos de guerra. Se supone que el uso de este armamento químico es un crimen de guerra. Pero el Estado griego permite que se utilice contra su propio pueblo. Hay numerosos vídeos…, no quiero aburriros, pero hay numerosos vídeos de médicos, de la Cruz Roja, de los trabajadores del metro, que cuentan lo que hizo la policía ayer. Hay incluso una petición del presidente de los farmacéuticos, que estaba hablando por el micrófono en la plaza para pedir a sus colegas que trajeran equipos de primeros auxilios y medicinas a la plaza, mientras la policía le tiraba gases lacrimógenos. Claramente, lo que intentaba la policía ayer era apalear [to beat them off] a la gente. No importa lo fuerte que suene; eso es lo que ocurrió. Estuvieron persiguiendo a la gente, no solo allí dentro, sino en calles adyacentes a más de un kilómetro del centro histórico de Atenas, montados en sus motos, solo para apalearlos. La gente trataba de refugiarse dentro de las tiendas, pero la policía los perseguía incluso allí, entrando en cafeterías, en portales de viviendas, incluso en pequeñas tiendas. Por eso es por lo que utilizo la palabra “guerra”, por desgracia.
Obviamente, no tenemos una democracia. Eso lo hemos venido comprobando desde hace ya muchos años, pero me temo que ahora estamos perdiendo también nuestra libertad. El estado policial hará todo lo que pueda, y este Gobierno con él, básicamente para impedir que podamos manifestarnos, para impedirnos expresarnos, para impedir que nos informemos entre nosotros. Sólo espero ver hoy más gente en Grecia, aunque me temo que incluso si derrocamos a este Gobierno, incluso si conseguimos, de algún modo, ganar este asalto con la policía, me temo que su siguiente pasó será…, no quiero decirlo, pero…, enviar al Ejército, o a una fuerza policial internacional, o a la OTAN, o lo que sea.
No tengo nada que pediros. Sólo que sigáis con vuestra lucha, porque creo que vuestra lucha en España, la lucha de otros pueblos en Inglaterra, en Italia, en Portugal, en cualquier parte, también nos da fuerza a nosotros. Esta es nuestra única llamada: a la solidaridad entre los pueblos, con el fin de hacer todo lo que podamos y conseguir recuperar nuestra libertad y nuestra democracia.
Muchas gracias. Espero veros en las calles, aquí o en cualquier parte de Europa. Y maneteneos lo mejor informados que podáis. Gracias de nuevo. Adiós».

Moraleja: Cuando las barbas de tu vecino veas rapar…

Transcripción y traducción: Red Kite, julio 2011.

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Traducción disponible bajo licencia Creative Commons Atribución Compartir Igual 3.0

2 comentarios:

  1. Como espectador pasivo y vago explorador de actualidad, no estaba en absoluto enterado de la represión que describe Dimitris. Manda cojones en caso de que sean ciertas sus declaraciones (dudo de todo, ya lo ves).
    Los últimos días he advertido una lluvia de mensajes "periodísticos" recordando el despilfarro y la corrupción que, en determinados segmentos de la sociedad griega, han podido campar a sus anchas; lluvia que no tiene otro fin más allá de legitimar el reciente asalto de los mercados sobre Grecia. Sea como fuere, me mantengo en mis trece: 1. la totalidad de la población no puede pagar los desmanes de muchos o pocos. 2. ninguna deuda, por inmensa que sea, puede conducir a la puesta en venta de un país (no literalmente, pero si a efectos prácticos).

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  2. Puedes decirlo literlamente, Dani: lo que hacen los bancos cuando compran la deuda de un país es, efectivamente, comprarlo. No es nada novedoso. Llevan años practicándolo con el Tercer Mundo. Ahora nos duele más porque las víctimas somos nosotros.

    Y haces muy requetebién en dudar. La duda es un ejercicio muy saludable en democracia.

    Un saludo, y gracias por tu comentario.

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