A sus 82 años, Chomsky sigue siendo uno de los pensadores más reputados del panorama mundial. |
A propósito de la entrada que dedicamos no hace mucho a traducir un discurso de Chomsky, hemos recibido un mensaje que destilaba insidia y mala baba y que pretendía desacreditar, en un intento vano y pueril, a una de las mentes más lúcidas e ilustres del activismo político mundial. Es la de Noam Chomsky una voz clara y valiente que incomoda a muchos. Y como sus argumentos suelen ser sencillos e incontestables, la única manera de rebatir sus conclusiones y erosionar su crédito intelectual parece ser la ofensa personal. Por eso, y aunque no es nuestra costumbre emplear tiempo y espacio en alimentar este tipo de estrategias, hoy haremos una excepción para dar una respuesta desde esta bitácora. No porque el mensaje lo merezca, sino para evitar en lo posible que las mentiras que en él se vierten puedan seguir contaminando a los desinformados.
Aunque contiene perlas que tal vez merecerían rescatarse, no vamos a reproducir aquí el mensaje en cuestión ni daremos publicidad al pseudónimo que lo envía. Y ello por tres motivos fundamentales:
En primer lugar, porque la opinión no nos ha llegado vía comentario en el blog, sino que se ha dirigido directamente a nuestro buzón de correo. Este hecho no nos causa ningún trastorno en sí mismo (el e-mail es público y visible en nuestro perfil), pero dado que es el propio firmante el que ha evitado colgar su parecer en esta web y que tampoco ha contestado a nuestra solicitud para identificarse, entendemos que no procede su publicación.
En segundo lugar, porque el texto utiliza unas palabras y un tono que van desde lo poco respetuoso hasta la vulgaridad inaceptable, pasando por el insulto gratuito y la grosería más chabacana. Un discurso así no es digno de figurar en esta página y se encuadra mejor en la caverna mediática ultraconservadora a la que este misterioso opinante no tiene reparos en citar. Por otra parte, la ley nos hace responsables de las opiniones de terceros, y no estamos dispuestos a asumir responsabilidad legal alguna por otras palabras que no sean las nuestras.
Por último, el mensaje, de aproximadamente página y media, puede resumirse sin hacer un gran esfuerzo de síntesis en una sola frase: Chomsky no es más que un «comunista vestido de lagarterana», incoherente con sus propios principios, que se dedica a «echar pestes» sobre el capitalismo mientras se llena los bolsillos con la venta de sus libros y los honorarios de sus conferencias.
El libro Haz lo que digo, no lo que hago se dedica íntegramente a atacar a personajes incómodos para la derecha de EE UU. |
Desde hace ya varias décadas, la derecha norteamericana, dueña de las grandes transnacionales que manejan los destinos del planeta, mantiene un ejército de pensadores a sueldo dedicados en exclusiva a rebatir el discurso del activismo anticapitalista. Pero como rebatir discursos es algo que no suele estar a su alcance, recurren al ataque personal contra quienes los pronuncian. Fieles a los principios goebbelsianos, para demostrar, repiten, y para discrepar, ofenden.
Uno de esos pseudointelectuales mercenarios al servicio de la oligarquía hegemónica es el tal Schweizer, quien en su último libro, Architects of Ruin o Arquitectos de la ruina (2009), señala directamente a los gobiernos progresistas como los «Robin Hood» que «hundieron la economía global, y volverán a hacerlo si nadie los para». Miembro investigador de la Hoover Institution –think tank de la Universidad de Stanford y uno de los espejos mágicos donde Ánsar debió de inspirarse para montar su FAES–, Peter Schweizer (EE UU, 1964) ha escrito algunas de las mejores joyas del credo conservador contemporáneo. De su pluma han salido títulos tan increíbles, como La guerra de Reagan: La épica historia de sus cuarenta años de lucha y su victoria final contra el comunismo (2002), donde canoniza a Ronald Reagan como el pacificador a quien tenemos que agradecer el final de la guerra fría, o el mencionado y nauseabundo Haz lo que digo, no lo que hago, en el que calumnia sin ningún escrúpulo a once figuras influyentes que no comulgan en su fe; entre ellas, Noam Chomsky. Este último libro ha suscitado numerosos desmentidos, de los que el autor ha salido al paso con argumentos tan incontestables como «no me corresponde a mí ir y averiguar las circunstancias particulares de cada caso».
En su penúltima perla, Makers and Takers (2008) –algo así como Los que lo trabajan y los que se lo llevan–, este iluminado intenta explicarnos «por qué los conservadores trabajan más, son más felices, tienen familias más unidas, consumen menos drogas, son más generosos, valoran más la honestidad, son menos materialistas y menos envidiosos, se quejan menos… y hasta abrazan más a sus hijos [sic] que los progresistas». Juramos solemnemente que la traducción es literal. Juzgue cada cual.
Schweizer presentando su libro Arquitectos de la ruina, en el que presenta a los gobiernos progre- sistas como los culpables de la crisis global. |
Mientras tanto, para disgusto de Schweizer, de sus dueños y de toda la derecha reaccionaria en general, gran parte del pensamiento de Chomsky está disponible DE MANERA GRATUITA y en múltiples formatos (texto, audio, vídeo…) en portales como chomsky.info, zcommunications.org o democracynow.org. Por supuesto, el autor no regala sus libros ni imparte conferencias gratuitas para instituciones privadas con ánimo de lucro; sin embargo, colabora con un buen número de causas benéficas, y centenares de sus artículos y discursos están a disposición de cualquiera que desee cultivarse con la obra de este brillante librepensador. Una obra que muchos voluntarios anónimos ayudamos a traducir de manera desinteresada. Otros, como carecen de argumentos y sesera para refutar el mensaje, optan por intentar matar al mensajero con el veneno que segregan desde sus púlpitos cavernícolas.
Red Kite, mayo 2011.
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