viernes, 27 de mayo de 2011

Violencia gratuita con cargas al contribuyente (crónica de una corrección brutal)



H
acía muchos años que la palabra limpieza no se utilizaba en un sentido tan desvergonzado y atroz. La forma en que los Mossos d’Esquadra han desalojado esta mañana la Plaza de Cataluña en Barcelona nos ha recordado a otros tiempos. Tiempos lejanos, oscuros y siniestros. Por «motivos de salubridad», según ha declarado a Antena3 Manel Prat –máximo responsable de la policía barcelonesa que estaba siendo entrevistado en directo–, unos 200 mossos y otros 100 agentes de la Guardia Urbana se han presentado a primera hora en la plaza para «garantizar» que los equipos de limpieza del Ajuntament pudieran hacer su trabajo.
Y su trabajo era llevárselo todo. No solo la basura. También las tiendas, los tenderetes, los carteles… Toda la instalación organizada por los acampados ha sido desmantelada. Abundante documentación y numerosos ordenadores han sido también «requisados» y echados a los camiones de la basura. Y como los indignados, cuya resistencia ha sido pacífica en todo momento –sentados y con las manos en alto– se han negado a marcharse, han llegado las cargas, los porrazos y las pelotas de goma. El señor Prat, sin embargo, seguía sosteniendo en directo que los agentes habían «actuado correctamente» y ha negado que se hubiera disparado contra la multitud; según él, eran solo «salvas», aunque reconocía no haber «visto las imágenes». Si es cierto que no las había visto, sería por falta de interés, pues la unidad móvil de la cadena que le estaba entrevistando continuaba emitiendo en directo desde el lugar de los hechos. Poco después, el propio cámara de Antena 3 era alcanzado por una de esas salvas, demasiado sólida para ser solo ruido.
La cámara web del Ayuntamiento se encontraba esta mañana
muy oportunamente fuera de servicio.
El resultado de la correcta actuación de los mossos ha dejado hasta ahora un saldo de 121 heridos leves, 37 de ellos agentes de policía, según Europa Press. Como no se hayan visto afectados por el calor, el estrés o el fuego amigo, no nos explicamos cómo puede haber 37 heridos entre los agresores. Entre los acampados sí se han visto brechas sangran-tes, codos malheridos, espaldas con la porra dibujada en relieve sobre la piel… Los periodistas tampoco han escapado a la brutalidad. Ni siquiera los discapacitados se han salvado de la carga. Ha habido un furgón policial, matrícula 7205FVH, que ha protagonizado algo muy parecido a un intento deliberado de atropello. Habían ido a limpiar, pero no llevaban escobas sino armas. Habían ido a limpiar y han acabado manchando la plaza con sangre inocente y pacífica. Y habían ido además, como prueba de corrección, sin la preceptiva placa de identificación que todo policía debe portar en lugar visible. Por si acaso. Casualmente, la webcam municipal mostraba en lugar de imágenes un aviso de texto: “Interrupciò temporal de la imatge”.
Siempre según la versión del señor Prat, el motivo de esta intervención era también el de evitar una catástrofe ante la posibilidad de que una hipotética victoria del Barça en la final europea de mañana por la noche hiciera coincidir a los aficionados azulgranas con los acampados. Una excusa peregrina, dado que los culés ya habían avisado de que, precisamente para evitar problemas, cualquier celebración se trasladaría de la habitual fuente de Canaletas al Arco del Triunfo. De hecho, las unidades móviles de TV3 estaban instaladas ya esta mañana en el nuevo emplazamiento. A la cadena autonómica catalana, por cierto, no se la ha visto por la Plaza de Cataluña. Afortunadamente, Antena 3 sí que ha estado allí para mostrar al mundo entero un desalojo que ha llegado al primer puesto de los Trending Topics internacionales hoy en Twitter. Aun así, la versión oficial insiste en que no se trataba de un desalojo, sino de una «cobertura de apoyo para limpiar la zona», una interrupción temporal de la acampada por razones de higiene. Una mentira que resulta irónica, toda vez que los acampados también estaban allí por una cuestión de higiene. De higiene democrática.
La propia Unión de Oficiales, la asociación profesional de mandos de la Guardia Civil, ha colgado hoy en su página web el siguiente comunicado:
«La limpieza de la plaza no es motivo que pueda justificar la limitación del derecho fundamental [de reunión], máxime cuando puede efectuarse por zonas, compatibilizando dicha labor con la ocupación de la plaza. Tampoco se puede amparar el desalojo de la Plaza de Cataluña en la hipotética celebración de la victoria de un partido de fútbol (que ni tan siquiera se celebra en España) y la posible confluencia de aficionados con manifestantes. En ese caso, la función de la policía es la de canalizar los flujos humanos de modo que no concurran en el mismo espacio, situación que no justifica la limitación de un derecho fundamental a unos en pro de las posibles celebraciones de otros».
Esa misma Unión de Oficiales denuncia que no se desalojaran las acampadas el sábado pasado, a pesar de la resolución de la Junta Electoral Central, esgrimiendo principios de «oportunidad, congruencia y proporcionalidad» y sí se haga ahora «que no concurren motivos suficientes».
Además de mostrar su indignación, ya hay quienes muestran
en su cuerpo las huellas de la corrección policial.
Tampoco han faltado quienes, para defender a los mossos, han alegado que habían sido atacados con ladrillos y bengalas. Cuesta creerlo, viendo las imágenes de la ciudadanía sentada pací-ficamente sin responder a las provocaciones ni a los golpes. TVE y Europa Press se unen a estas falacias titulando con descaro lo ocurrido en Barcelona como «batalla campal», con una falta de rigor que los descalifica como periodistas. En Twitter se informa de que hechos parecidos se han producido también en Badalona, Lérida o Sabadell. En la rueda de prensa habitual de los viernes tras el Consejo de Ministros, la primera pregunta para el vicepresidente y ministro de Interior ha sido sobre el desalojo. Respuesta: la que se esperaba: «no he visto las imágenes».
Mientras tanto y como era previsible, la carga policial solo ha conseguido aumentar la indignación y multiplicar el número de personas que vuelven a concentrarse en la Plaza de Cataluña. El desmantelado campamento se está reconstruyendo de nuevo. Como ya dijimos hace poco en este mismo blog, el uso de la fuerza no hace sino darnos la razón a los no violentos. El movimiento crece y continúa. De momento, ya está en marcha una recogida de firmas para exigir la dimisión de Felip Puig, consejero de Interior de la Generalitat. Para esta tarde a las 19:00 ya hay convocada otra gran concentración en esta y en muchas otras plazas para protestar contra esta salvaje agresión. Los convocantes animan a los asistentes a que se presenten portando flores (#confloresalas7) como respuesta a la violencia gratuita institucional. Gratuita, aunque los sueldos de los mossos se paguen con fondos públicos. Gratuita, pero con cargo al contribuyente. Y con cargas.

Red Kite, mayo 2011.

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